Diego Gómez Pickering fue cónsul general de México por tres años. Y desde el inicio de su llegada a Nueva York, su curiosidad periodística le impelió a registrar vivencias y anécdotas personales, vinculándolas al contexto político-social que se vivía en la ciudad y el país. Es así como su pluma comenzó a gestar: Cartas de Nueva York. Crónicas desde la tumba del imperio.
“Este libro es, realmente, una carta de amor a esa Nueva York hispana. Es un viaje para todos los neoyorquinos que hablamos español y que encontramos nuestro hogar en Nueva York. Y me gustaría que el texto abra la puerta para que muchos más escritores y cronistas se aventuran a narrar esta Nueva York que no se entiende -desde mi punto de vista- sin el español y sin los hispanos”.
Gómez Pickering transporta al lector a través de un recorrido cronológico que comienza en el 2016 y termina en abril del 2020, ya cuando Nueva York se había convertido en el epicentro de la pandemia en EE.UU. Coincidentemente, son los infames años de aquella presencia política que consideraba a los hispanos “bad hombres”.
“Creo que esos cuatro años, más allá de que hayan coincidido con la presidencia de Donald Trump, son años que nos obligan a cuestionarnos para saber a dónde vamos, quiénes somos y qué es Nueva York. El libro invita a la reflexión de todos los neoyorquinos para que evalúen los pasos dados hacia atrás que también son pasos que se pueden reandar. El libro está desprovisto (en medida de lo posible) de toda opinion personal porque intenta que quien lo lea, sienta que está viviendo los momentos descritos. Como aquella noche en el Javits Center, cuando todos los simpatizantes de Hillary [Clinton] esperaban que se anunciara la victoria demócrata y, de repente, se dictaminó el triunfo de Trump”.
En uno de sus pasajes, el autor mexicano describe a Nueva York como “Una ciudad en la que la mayoría son precisamente las minorías y en la que la definición de neoyorquino escapa a cualquier etiqueta o lugar común”. Entonces, en qué momento esta urbe de hierro te pertenece o tú comienzas a pertenecerle…
“La gran ventaja de Nueva York es que hace sentir al que llega parte de la ciudad. Entonces, no está en terminos de tiempo. Todos quienes han vivido aquí saben que es difícil hacerse camino, pero llega un punto en que uno se percata que ya no te sientes extranjero… Ya no estás fuera y ahora eres parte de esto. Ser neoyorquino no es un rango o un abolengo de años, creo que el simple hecho de llegar a Nueva York te convierte en neoyorquino; es una especie de recompensa tras el esfuerzo de lograr establecerte en la ciudad”.
Las comunidades que conforman la hispanidad en Nueva York provienen de todos los países que comparten el español como lengua. Sin embargo, la función diplomática de Gómez Pickering le permitió convivir estrechamente con los mexicanos y conocer a fondo su problemática citadina.
“Creo que el mayor reto de los migrantes son las inseguridades con las que llegamos. Siempre dejamos atrás familia, cariños, la tierra, un cachito de nosotros. Nos sentimos cojos, mancos, como que nos hace falta algo. Y es un sentimiento que nos acompaña el resto de nuestra vida. Entonces, hay que enmendar esa ruptura que traemos dentro y aprender a vivir con ella. Y en Nueva York, el mayor reto es vencer la xenofobia y el racismo, porque en los últimos cuatro años esto ha aumentado, coincidentemente con la presidencia de Trump”.
Desde su fundación, Nueva York se ha vinculado a la hispanidad. No importa de donde vengan los acentos: boricuas, dominicanos, chapines, catrachos, salvadoreños, cubanos, argentinos e incluso ibéricos, en este territorio siempre ha resonado el idioma español.
“Nueva York, desde que se vuelve ciudad, hace aproximadamente cuatro siglos, cuenta con personas que hablan el español. La sinagoga más antigua de la ciudad, hoy ya desaparecida, estaba en el Bajo Manhattan, cerca del área económica de Wall St. y fue fundada por judíos que venían de España. Con la expulsión judía de los Reyes Católicos, muchos judíos se acogieron en Holanda y cuando los holandeses fundaron Nueva Amsterdam, venían con esos sefaradíes que hablaban ladino [una especie de español antiguo]. Entonces, el español tiene hablándose en Nueva York más tiempo que el inglés. Es una historia de siglos aquella de Nueva York con los hispanos”.
Cartas de Nueva York está compuesto por pequeños pasajes que plantean dos lecturas: una podría ser superficial y puramente anecdótica; mientras que otra, subyacente, intenta descifrar la complejidad del intrincado tejido social de la ciudad.
“Nueva York es una ciudad que se debe leer de múltiples maneras porque es multifacética. Nueva York no es una sola, tiene varias identidades, lenguas y es de muchísimos colores. Esa es la belleza y la fortaleza de la ciudad. La grandeza de Nueva York está en sus diferencias. Y este libro trata de homenajear esa diversidad que nunca se debe coartar”.
Cartas de Nueva York. Crónicas desde la tumba del imperio, está disponible en versión impresa y digital a través del sitio editorial: megustaleer.com.mx