María Gabriela de Faría

El alma buena de María Gabriela

María Gabriela de Faría es una de las actrices más reconocidas de su generación quien, con mucha dedicación y disciplina, se ha abierto paso por Hollywood. Su alma se divide entre la actuación y el activismo: dos facetas que la han posicionado como una artista con propósito en la industria.
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“Mi mayor aprendizaje ha sido darme el valor que necesito, que merezco, sin necesitarlo de los demás”

Carismática, de ideales firmes y talento de sobra: así es María Gabriela de Faría, la actriz venezolana que le dio la vuelta al mundo con sus series “Isa TKM” y “Grachi” de Nickelodeon Latinoamérica; y, ahora, con proyectos de la talla de Deadly Class de los hermanos Russo y The Moodys de Fox, con los que se ha abierto paso en la industria del entretenimiento más cotizada del mundo. 

Su paso por Hollywood no se ha quedado solo en grandes producciones, sino que la ha llevado a dar su voz como activista y filántropa de causas que defiende a todo pulmón: el veganismo, los derechos de la mujer y la conservación del planeta. En su Instagram, la vemos constantemente inspirando a otros a mejorar su estilo de vida y dar un granito de arena en pro de causas que son fundamentales para el futuro. 

María Gabriela se ha convertido en un ícono para su generación y otras, que la han visto crecer y evolucionar como artista y como mujer. Ganadora de varios Kids’ Choice Awards y con su empeño de seguir en la conquista del mercado anglo, estamos seguros de una cosa: no hay nada que ella no pueda lograr. 

Conversamos con María Gabriela en La Guía Cultural y descubrimos lo que la mueve, sus más grandes lecciones y el legado en el que está trabajando en pro de la comunidad latina a la que con tanto orgullo representa.

“Sin variedad, no hay cultura y no hay industria”

¿Cómo describes tu experiencia como latina en Hollywood? ¿Has sentido un cambio en la industria en los últimos años? 

Sería una malagradecida si dijera que no he tenido oportunidades en Hollywood por ser latina. He tenido la fortuna de tener personajes maravillosos en producciones muy grandes y me considero muy afortunada por ello. Sin embargo, Hollywood tiene un largo camino por recorrer. En muchas oportunidades buscan actrices para personajes latinos que parezcan latinas, pero que en realidad sean americanas. Para mí eso no es inclusion, es la ilusión de la misma. No todas las producciones son así y por eso estamos viendo que la puerta es cada vez más grande para actores extranjeros. Depende también de los latinos, quienes conformamos un porcentaje altísimo de televidentes y de amantes del cine, exigir activamente más representación en la pantalla y de actores extranjeros como yo y miles que estamos en la ciudad de Los Angeles, seguir insistiendo y demostrando que sin variedad, no hay cultura y no hay industria. 

 

Le diste la vuelta al mundo como María en Deadly Class. ¿Cómo fue trabajar en una producción de ese calibre?

Fue sin duda de las cosas más atemorizantes y retadoras que he hecho en mi vida y, al mismo tiempo, de mis épocas más felices. Recuerdo clarito mi primer día en el set y no me creía la cantidad de cámaras, de luces, de trailers, de comida, de todo. Fue muy impresionante. Me hizo redefinir quien soy para poder ponerme en los zapatos de esta mujer que ahora trabaja en la industria del entretenimiento más reconocida del mundo. Me hizo agarrarme los ovarios y recordar todos los días que merecía estar ahí y que tenía que trabajar duro para demostrarlo. Fue un regalo que me dio la vida y que me dio no solo un puesto en la industria americana, sino también amigos para toda la vida.

 

 

¿Tienes algún método a la hora de abordar un libreto y construir un personaje?  

No estoy casada con ninguna técnica aunque he estudiado distintas y actualmente trabajo con una: el método de Ivana Chubbuck. Como artista, me toca ser flexible y estar en el presente para saber qué necesito en cada momento y qué me va a ayudar y qué no. Mi último personaje en cine: “El exorcismo de Dios”, lo trabajé con la técnica de Ivana, pero mi último personaje en televisión, me fui más con Mamet. Cada personaje y cada etapa de nuestras vidas requiere un acercamiento diferente.

 

¿Cuáles son los principales retos que has enfrentado a lo largo de tu carrera? ¿Cuál es la lección más valiosa que has aprendido? 

Creerme el cuento. No dejarme hundir por puertas cerradas y “fracasos” sino usarlos como trampolín para seguir adelante y acelerar mi aprendizaje. Trabajar fuera de casa, como extranjera, como es mi caso en todos los proyectos, tampoco es fácil. No tener un sistema de apoyo cerca de mí puede ser retador cuando las cosas eventualmente se pongan difíciles.

Mi mayor aprendizaje ha sido darme el valor que necesito, que merezco, sin necesitarlo de los demás. 

 

Como actriz has sido ampliamente reconocida en cine y televisión, ¿te gustaría explorar el teatro? 

He hecho teatro, pero no suficiente. En mi adolescencia hice una obra preciosa con canciones de Joan Manuel Serrat en el teatro Escena 8 de Caracas y he girado haciendo teatro musical por America Latina gracias a las series de Nickelodeon. Sin embargo, es algo que me encantaría hacer mucho más seguido. 

 

¿Qué te gustaría lograr en el medio artístico? ¿Qué legado te gustaría dejar? 

Me gustaría que mi arte sirva para inspirarnos y para generarnos preguntas. Me gustaría que cuando la gente salga de ver una película mía o una serie o una obra, se cuestionen sobre quiénes son y les genere una chispa de curiosidad, los emocione a explorar al mundo y a ellos mismos. Me gustaría que sintieran lo que yo siento cuando me expreso artísticamente. 

Has sido vocera durante años de los derechos de los animales, ¿Qué te inspiró a volverte vegana y unirte a este movimiento? 

Desde chiquita he tenido una vena especial por los animales. En mi casa tenemos dos perritas que son mis hermanas caninas desde hace trece años. Crecí con ellas. En uno de mis proyectos en Colombia, y mientras estaba completamente sola, adopté a mi gata Eleanor Rigby. El amor que sentí por ella fue tan grande que creo que hizo mi amor se expandiera y expandiera hasta que entendí que ya no comulgaba con la idea de amar a uno y comerme a otro. 

 

También eres defensora del medio ambiente, ¿qué pequeños pasos podemos dar para cambiar nuestro estilo de vida y ayudar al planeta? 

Dejar de consumir aceite de palma es fundamental. Es una tarea difícil porque la mayoría de los productos lo tienen, pero el aceite de palma es, para mí, uno de los principales enemigos del medio ambiente. Nada más con googlear “aceite de palma” y “medio ambiente”, tienen suficiente información para dejarlo de por vida. Toma un par de minutos extra en el super mercado para asegurarnos de elegir la opción sin aceite de palma pero vale la pena. 

Reducir. Reducir nuestro consumo a la medida de nuestras posibilidades. Adoptar un estilo de vida “reducetariano”. Reducir el uso de plástico de un solo uso, de consumo de recursos como el agua y la energía y, por supuesto, el consumo de productos animales. 

 

¿Cómo logras balancear con éxito tus facetas como actriz y activista? 

Creo que van de la mano. Precisamente ser actriz y tener una voz y una plataforma me motiva a hacer una mejor y más informada activista. Considero esas dos facetas una, igual de importantes.

        

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1 comentario en “El alma buena de María Gabriela”

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