Fuente Ovejuna. Por Lope de Vega. Dirigida por Mariano de Paco Serrano. Teatro Círculo. Foto por Israel Franco Müller.
Fuente Ovejuna. Por Lope de Vega. Dirigida por Mariano de Paco Serrano. Teatro Círculo. Foto por Israel Franco Müller.

¿Quién fue? ¡Fuente Ovejuna!

Una revolución con sangre de mujer llega a los escenarios de Teatro Círculo que, bajo la acertada dirección de Mariano de Paco Serrano, ha lanzado su más reciente apuesta de la temporada: Fuente Ovejuna, una obra del Siglo de Oro Español que llega para reiterarnos la importancia del teatro clásico en el escenario contemporáneo.
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Lope de Vega, de seguro, no tendría idea de que sus textos se convertirían en uno de los más producidos en la historia del teatro y, mas aún, que los problemas de su época tendrían tal vigencia en el mundo del siglo XXI. Así, en Fuenteovejuna, nos adentramos en el pueblo de Laurencia: una doncella que, sin creer en el amor y haciendo una vida tranquila junto a su padre, levanta una revolución entera sobre sus hombros. Incendiada con la llama de su dolor, vuelca toda su dignidad y su fuerza para hacer justicia, con la certeza de que los hombres buenos son muchos más.

La actriz oriunda de Barcelona, Maria Fontanals, se entrega en cuerpo y alma a su personaje: una mujer indomable que le da su rostro a una revuelta social por la justicia. Su actuación fue visceral, honesta y absolutamente desgarradora. El monólogo ante su padre es el punto más mágico de toda la pieza: la transformación de la víctima en heroína, de la doncella en la fiera, la consagración de una actriz que, simplemente, lo puede todo.

¡Vive Dios, que he de trazar que solas mujeres cobren la honra de estos tiranos, la sangre de estos traidores!

Fernando Gazzaniga le da vida a un dulce, sincero y sensible Frondoso: el amor de Laurencia y opuesto al temible y frío Comendador. Con una química innegable con su compañera, el actor argentino cobra una fuerza visceral con su personaje y se establece como el lead man que convierte su sensibilidad en valentía, con momentos extraordinarios en el clímax de la obra. Su amistad entrañable con Mengo, interpretado por el venezolano Pablo Andrade, es un dúo soñado de compinches que se enfrentan a diferentes vicisitudes movidos por la fuerza de su amistad. Andrade —quien aprendió hábilmente a tocar el ukulele para la producción— entrega un personaje divertido y conmovedor. Mengo es el comic relief, un bufón que se convierte en el sidekick y, finalmente, en el héroe de la historia que, en numerosos momentos, se robó las risas y el corazón de la audiencia por su sentida inocencia y trágico humor.

Por otra parte, el Comendador: Fernán Gómez, interpretado cabalmente por el puertorriqueño Juan Luis Acevedo, es un antagonista sacado de una película de terror —¡y de las buenas!—. Su maldad y frialdad, honestas, se ganaron el repudio de la audiencia resultando, con su muerte, en una gran respiración colectiva. Tenebroso e implacable, se aprovecha de su poder en nombre de los Reyes de Castilla resultando en un malhechor que amamos odiar.

A su lado, el español Daniel Alonso logró un Flores oscuro y sombrío: el cómplice perfecto del Comendador que termina por acobardarse ante la rebelión del pueblo. Aún con la máscara de villano, se logra ver su humanidad y sus momentos de humildad dentro de la fiebre de poder. Alonso es una gran revelación en el teatro hispano de Nueva York, con un temple escénico y manejo de emociones extraordinario.

La española Gemma Ibarra, como Jacinta, brinda momentos preciosos y paradójicos dentro de la obra: el drama y la comedia conjugados en una mujer. Una interpretación lograda con clase y honestidad, envueltos en una gran presencia escénica.

José ‘Cheo’ Oliveras, puertorriqueño, interpreta a Esteban, alcalde de Fuenteovejuna y padre de Laurencia: un hombre honrado y justo que da la cara al frente de su pueblo. Imposible no conmoverse con su presencia que nos brinda una actuación fuerte y honesta.

Finalmente, Eva Cristina Vásquez como Pascuala nos ofrece un personaje fuerte, complejo y conmovedor con energía maternal y protectora. Sus risas son contagiosas; y sus gritos, desgarradores para el alma.

Un elenco de lujo, conjugados estratégicamente como piezas de ajedrez, con gran química y magnetismo. Como equipo, defendieron a capa y espada su magnífica habilidad con el verso, logrando que la audiencia entendiera el complicado lenguaje, y dando en el clavo en los grandes momentos de drama y comedia dentro de la tragedia —cabe destacar el trabajo de Karmele Aranburu como directora de verso del equipo—.

Por otra parte, Mariano de Paco Serrano realiza una puesta impecable en escena: limpia, cuidada y perfectamente ejecutada. Con un majestuoso diseño de luces y escenografía de Israel Franco Müller y un diseño de sonido original de Javier Almela para mover las fibras de la audiencia. El manejo de las cuerdas, la percusión y la puesta de los Reyes de Castilla fueron detalles de lujo para la producción, un gran acierto por parte de Teatro Círculo.

Fuenteovejuna se establece como una de las obras más fuertes de la temporada en las tablas de Nueva York: una obra sobre la valentía y la rebelión ciudadana, una obra que demuestra que ningún tirano puede pararse sobre la voluntad de un pueblo unido, una obra sobre el poder del amor y la amistad, una obra que descansa sobre la magnética fuerza del mal llamado “sexo débil”.

¿Quién mató al Comendador?
¡Fuente Ovejuna!

¿Qué ha sido un gran acierto de Teatro Círculo?
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