El 29 de junio, cientos de amantes del arte se reunieron en un antiguo colegio público en Claverack, Nueva York. Dentro, en un laberinto de aulas, baños, un gimnasio y una biblioteca, se exhiben pinturas, esculturas, instalaciones de video y letreros de neón de 80 artistas contemporáneos. También hay piezas instaladas en los campos exteriores, donde antes se jugaban partidos de fútbol y tenis.
Llamado “The Campus”, el proyecto es una colaboración de seis galerías de Nueva York: Andrew Kreps, James Cohan, Bortolami, Anton Kern, Kaufmann Repetto y Kurimanzutto. Amigos y vecinos en Nueva York, los galeristas compraron conjuntamente el edificio escolar por 1.2 millones de dólares en 2021. En ese momento, aún en pleno confinamiento, su objetivo principal era encontrar almacenamiento asequible. Pero los 78,000 pies cuadrados de espacio eran suficientes para organizar exposiciones, por lo que los socios contrataron al curador Timo Kappeller para organizar la primera exposición.
El día de la inauguración, el sábado, atrajo a unas 2,500 personas y 450 más llegaron el domingo, según los organizadores. Había abundancia de niños pequeños y mascotas. El curador Matthew Higgs fue el DJ en el exterior. Los coleccionistas Marty Margulies y Jill y Peter Krause asistieron a un brunch VIP. Más tarde, la multitud incluyó a otros galeristas como Rachel Uffner y Alex Logsdail, la empresaria Tracey Ryans, la curadora Shamim Momin, la publicista Allison Rodman, y los fundadores de Marfa Invitational, Michael Phelan y Melissa Bent.
“Es un caos increíble”, gritó James Cohan a Andrew Kreps, ambos cubiertos de sudor y riendo, visiblemente satisfechos.
The Campus se une a una comunidad próspera y en crecimiento. Al norte, Jack Shainman ha estado operando The School en Kinderhook, Nueva York, desde 2013. Art OMI, con un parque de esculturas y una pequeña galería, es otra atracción. Al sur, están DIA Beacon y Storm King. Grandes coleccionistas, incluidos los Krause, tienen casas en la zona. El artista Jeffrey Gibson, que representa a EE. UU. en la Bienal de Venecia este año, tiene un estudio (en una escuela convertida) cerca. En Germantown, el galerista de Nueva York Alexander Gray abrió una galería satélite.
“Hay tanto espíritu creativo en el norte del estado”, dijo Kappeller. Quería aprovechar la comunidad de artistas en el área, como Jenny Holzer, Sanya Kantarovsky y Francesca DiMattio, además de extraer de los catálogos de las seis galerías.
Otro objetivo: transformar el edificio en un espacio de exhibición mediante la intervención artística, manteniendo intacta su topografía existente. En lugar de convertirlo en otro cubo blanco, las galerías dejaron los extraños azules y verdes de las paredes sin cambios, junto con los paneles de madera de la biblioteca y los accesorios de la ducha.
“La tarea fue bastante compleja y sin precedentes”, dijo Kappeller, exdirector de Andrew Kreps. “No se ha hecho antes una colaboración de ese nivel y escala”.
Aunque muchas obras provienen del inventario de las galerías, algunas fueron creadas específicamente para el espacio. Estas incluyen un desnudo de ocho pies de ancho de Kantarovsky en pastel sobre una pizarra, un mosaico de verano de DiMattio con aves e insectos, y arte terrestre del coreógrafo William Forsythe, instalado afuera.
En el gimnasio, un enorme letrero verde neón y esculturas de Andrea Bowers llaman la atención sobre el cambio climático. Una escalera que no lleva a ninguna parte de Yinka Shonibare resulta familiar: se mostró en 2021 en la sección Meridians para obras grandes en Art Basel Miami Beach. En la biblioteca, pinturas figurativas del fallecido Philip Pearlstein hacen eco de los patrones en el suelo y las paredes. The Campus colaboró con NXTHVN, la organización sin fines de lucro de Titus Kaphar en Connecticut, mostrando obras de la última cohorte de artistas, incluidos Alexandria Couch y Adrian Armstrong.
Kantarovsky, quien vio el edificio por primera vez hace un año y medio, se sintió atraído por su “calidad embrujada”, dijo en un correo electrónico, respondiendo preguntas de Artnet News. Imaginó “la escuela en su apogeo, llena de estudiantes y profesores, intrigas, aspiraciones y otras narrativas”.
Decidió intervenir con un material que fuera “nativo” de su historia anterior: “tiza, o en este caso pastel, que es esencialmente tiza más pigmentada”, dijo. “Quería mantenerme en el lenguaje del aula”.
Para Andrew Kreps, quien encontró el listado de la escuela en línea hace tres años, el lanzamiento de The Campus “superó todas las expectativas”, dijo.
El dueño anterior del edificio era un decorador de interiores que trabajaba con diplomáticos, dijo James Cohan. Había habitaciones llenas de cientos de sillas y otras llenas de armarios y sofás. Los galeristas heredaron todo. Limpiar el edificio requirió más de 20 contenedores de basura; se invitó a la comunidad local a venir y llevarse lo que quisieran.
“Era como arqueología urbana”, dijo Cohan. “Historias de cosas de las que realmente no conocíamos las historias”.
Un tercio del edificio, o unos 26,000 pies cuadrados, se convirtió en almacenamiento con control de clima. El resto del edificio no está climatizado y solo se puede usar cuando el clima es lo suficientemente cálido. Los socios, mientras tanto, planean disfrutar del espíritu de colaboración, recibir a los locales y grupos de museos, así como los diálogos inesperados entre artistas, raramente mostrados bajo un mismo techo.
“Es una verdadera oportunidad para ver arte fuera de Nueva York”, dijo Cohan, agregando que el día de la inauguración mostró “cuán hambriento está el mundo de cultura y oportunidades para interactuar con el arte contemporáneo”.
